La resaca después de la fiesta

Diario Pulso

Mucho se ha hablado del mal momento que atraviesa la industria inmobiliaria después de un 2015 descollante. Un año que fue récord en ventas, que hizo sonreír a varios y dejó números más que azules para grandes y primerizos en este mercado. Para nadie es novedad que uno de los grandes empujones -si no el mayor- fue el IVA a la construcción.
El aterrizaje forzoso para el sector inmobiliario pareciera haber dejado a varios nostálgicos del boom 2015. Pero los que no se emborracharon, aprovecharon el año para fortalecer sus compañías, premiar los márgenes y darles solidez a sus promesas.

Tras varios años de crecimiento económico fuerte, se hacía evidente la llegada de un ciclo de menor crecimiento y, en ese contexto, todo el mercado debería haber entendido que ‘la promoción del IVA’ no era más que una distorsión o al menos una ‘ilusión momentánea’. La cautela fue la mejor herramienta para enfrentar este fenómeno, buscando construir promesas de negocios estables en el tiempo, menos riesgosas y a la vez de mejor calidad.

Nuestra industria necesita de una banca fuerte, sólida, con fundamentos sanos, por lo que pedir un 20% de pie para un crédito hipotecario es bastante sensato si uno apela a la estabilidad del mercado inmobiliario y del sistema financiero en el mediano y largo plazo. Lejos de una debacle o una crisis, hoy la industria está retomando su ritmo normal con cifras similares a años que, en su momento, fueron catalogados de exitosos y favorables.

El 2015 se acabó y con él, la fiesta del boom inmobiliario, que tuvo un segundo aire el año pasado y que sin duda dejó a varios con resaca de la euforia y bonanza del pasado. Lo poco que queda de este año y el 2017 suponen desafíos con un IVA 100% vigente. Pero hay que ser objetivos: la industria avanza, se mueve y goza de indicadores sanos. Darle aún más dinamismo depende también de recuperarnos de esa resaca, y hacer de los años que vienen otra fiesta.